Pío García-Escudero: «Héroes de este 2 de mayo»
«Aunque en la monotonía del confinamiento impuesto por el Covid-19 los ciclos semanales y las festividades parezcan perder buena parte de su sentido, el calendario nos ha llevado ya hasta el 2 de mayo, fecha en la que los madrileños celebramos el Día de nuestra Comunidad. Será una jornada con actos oficiales reducidos al mínimo, sin fiestas populares y sin que los ciudadanos, por mucho que el buen tiempo primaveral nos invite a hacerlo, podamos reunirnos relajadamente en parques, terrazas o cualquier lugar público.
Los días de fiesta encajan mal en el marco de las restricciones impuestas por un estado de alarma y peor aún lo hacen en una situación de luto oficial, como la que actualmente rige en Madrid (aunque, de manera incomprensible, no en el conjunto del Estado). Por eso, la celebración de este este 2 de mayo va a ser muy extraña. Pero eso no quiere decir que carezca de sentido. Más bien al contrario, en este caso las difíciles circunstancias que atravesamos otorgan a la conmemoración un sentido especial.
Quizá alguien piense que la imagen del 2 de mayo como un cuadro bélico de levantamiento de la nación en armas contra un ejército invasor podría servir como metáfora de la lucha que actualmente mantenemos contra el coronavirus. No creo, sin embargo, que eso sea lo más acertado.
Afortunadamente, no estamos en una guerra entre dos ejércitos que combatan entre sí buscando su mutua destrucción. Tampoco, por desgracia, podemos aspirar a celebrar ningún día de la victoria, porque con un balance de decenas de miles de personas fallecidas tendremos poco que celebrar cuando todo esto pase.
¿Qué es entonces lo que hoy puede aportarnos la memoria de la jornada del 2 de mayo de 1808?
Mucho, porque, a poco que profundicemos bajo los evidentes tintes épicos de aquellos sucesos históricos, encontramos referencias admirables de espíritu de comunidad, generosidad y, por supuesto, dignidad. Todo ese potente sentimiento cívico es el que, de forma más o menos consciente en sus protagonistas anónimos, eclosionó aquel día de 1808 en Madrid.
La situación que vivimos hoy en muy poco se parece a aquella de las guerras napoleónicas. Sin embargo, los mismos valores ciudadanos que entonces cobraron repentina fuerza siguen hoy manteniendo todo su vigor, porque forman el sustrato imprescindible para toda sociedad que quiera progresar en democracia y libertad.
Ahora, después de que esta devastadora epidemia nos haya pillado desprevenidos, cuando estamos atravesando días de incertidumbre, angustia y dolor, nos llenan, sin embargo, de esperanza tantos ejemplos admirables de sentido del deber, de altruismo y de entrega, como estamos encontrando en nuestros profesionales sanitarios, nuestras fuerzas y cuerpos de seguridad, nuestro ejército y, en general, en todos aquellos que tanto se están esforzando por mantener en correcto funcionamiento los servicios esenciales para la comunidad.
Todos ellos son nuestros héroes de este 2 de mayo, nuestros modelos a seguir para afrontar el difícil panorama que tenemos por delante y que va a exigir de todos los madrileños y del conjunto de los españoles un gran esfuerzo solidario para remontar las adversidades y salir más fortalecidos de esta prueba. Será ese también el mejor homenaje que podamos tributar a la memoria de todos aquellos familiares, amigos y vecinos que ahora estamos perdiendo y que tanto trabajaron por hacer posible esta España en convivencia y libertad que ahora nos toca, con todas nuestras energías, defender y fortalecer».